Una persona feliz. Esas que huelen a descanso. Que ni se le forman arrugas. Que no sabe lo que es una preocupación. Una abeja que se posa de flor en flor engordando día a día con dulce miel. Vive sin responsabilidades, alteraciones, sus ojos están satisfechos de bellos paisajes y siempre conoce nuevos panales. “¡Ay, ya te vas con una de esas visas!”, “¡Que buen año sabático se te viene!”.
¿Te suena algo así?. Te apuesto que estás marcado por el sello de uno de los convenios bilaterales más atractivos del mundo: el de la Working Holiday.